Tamaño: 50 x 47 cm Año: 1989 Estilo: Aguatinta y grabado stihel
En la serie de trece grabados de Eduardo Naranjo, creados sobre la base de la obra de Federico García Lorca "Poeta en Nueva York", se muestran profundas sensaciones de soledad y alienación que experimentaba el poeta en la enorme metrópolis. El artista transmite la dureza y el anonimato del entorno urbano con sus vicios, reflejando el estado emocional pesado de Lorca, el sentimiento de vacío y pérdida.
Los grabados, como un eco, reflejan la atmósfera sombría de Nueva York, que Lorca describió como desalmada, destacando el aislamiento y la extrañeza del individuo en la sociedad estadounidense. Las imágenes están impregnadas de simbolismo, lo que las convierte no solo en un reflejo artístico de las palabras de Lorca, sino también en una obra de arte independiente que explora la psicología humana frente al mundo industrial.
En mi opinión, estos grabados pueden tener otro significado: Naranjo busca la luz en la oscuridad, persuadiéndonos de que, a pesar de todas las circunstancias externas, la esencia y el mundo interior del ser humano pueden ser mucho más ricos y sinceros. Estas obras parecen instarnos a buscar profundidad y significado dentro de nosotros mismos, independientemente del caos y la impersonalidad del mundo exterior.