Fascinada por el poder de la partícula, la energía del átomo, la hoja de hierba, la pequeña cosa que se convierte en un todo como la palabra de un poema, la pluma de un ala, la gota de océano, Paulina Okurowska hace de la piedra algo esencial. Las finas piezas de pizarra vibran bajo los dedos del artista, revelando lo más hermoso y esquivo: la luz. Atrapada en las olas, en el baile del dosel o incluso en la delicada superficie de una escama, la luz hace que todo cobre vida. La piedra despierta. La tierra vibra.