Belin es un artista autodidacta que desde joven desarrolló un lenguaje visual único: una síntesis entre realismo y abstracción que trasciende las categorías tradicionales del arte. Su primer medio, el spray, le otorgó libertad y espontaneidad, permitiéndole combinar la precisión del hiperrealismo con la deconstrucción cubista.
Comenzó con el realismo a gran escala y, poco a poco, evolucionó hacia la fragmentación de la imagen, fruto de una búsqueda constante más que de un cambio repentino. Su obra adquirió un carácter más conceptual, donde la superposición de planos y la descomposición formal reflejan preguntas sobre la percepción, la memoria y la identidad en una era de saturación visual.
Para Belin, el arte no es solo técnica, sino una extensión de su crecimiento personal. Su experiencia como artista, padre y compañero nutre su sensibilidad. Cada trazo refleja un viaje de autodescubrimiento y madurez emocional, explorando tanto la fragmentación visual como la humana.
Su estilo posneocubista reinterpreta el cubismo, descomponiendo la realidad en capas dinámicas que combinan realismo y abstracción. Con más de dos décadas de trayectoria, Belin ha dejado su huella en ciudades como Nueva York, París, Londres, Colombia, México y Dakar, exponiendo en museos y ferias internacionales.
Une el arte clásico con la cultura urbana contemporánea, colaborando con instituciones como el Museo STRAAT, el Instituto Cervantes, la UNESCO y diversas embajadas españolas. Más allá del muralismo, explora la escultura, la moda y el diseño, manteniendo su esencia callejera y su evolución constante. En 2025, su obra sigue desafiando los límites y demostrando que el arte no conoce fronteras.